miércoles, 30 de marzo de 2011

El planeta azul que prendió fuego


Hay dos cosas por excelencia que mueven el ser humano: el miedo a la muerte y el dinero. Podría añadir el amor, pero prefiero ser un poco cínica y hablar sólo de las dos primeras. La situación de la humanidad ahora, en el siglo XXI, es bastante desmoralizadora. No nos ponemos de acuerdo en nada y parece que una nube de apatía nos haya rodeado a todos. Nadie se moviliza, el “si yo lo hago pero los demás no, no cambiará nada” es la excusa perfecta para cualquier ocasión. Y así es como nuestro planeta se va pudriendo, poco a poco, pero cada vez más rápido. Se necesitan tragedias como la de Japón para que la gente abra los ojos. Pero no debemos ilusionarnos, esta  toma de conciencia sólo durará unos meses, hasta que la noticia deje de aparecer en los medios y todos se olviden de ella.

El licenciado en económicas e historia contemporánea, Manuel Ludevid, nos explica cuál es la situación actual de nuestro planeta y algunas soluciones posibles para mejorarla. Antes de empezar, es necesario precisar qué es lo que sabemos. Sabemos que el clima cambia, que la acción del hombre tiene alguna cosa que ver con ello y que este proceso tiene riesgo de aumento en el tiempo. Lo que no se sabe es cuánto la mano del hombre influencia el medio ni hasta dónde podemos llegar. ¿Cuál es el punto de no retorno? Existen opiniones muy contrapuestas al respecto y esto hace que las personas no se decidan a actuar de alguna manera.

Como es evidente se han propuesto diversas alternativas para afrontar el problema, pero ninguna de éstas se ha arraigado lo suficiente en la sociedad. La inacción, el no hacer nada, es el modelo que siguen más personas.

El rol del periodista

Los medios de comunicación son una herramienta clave para hacer llegar los mensajes ambientalistas a la gente, la cuestión es que el poder de los mass media va más allá de sólo proporcionar información sobre los hechos del mundo, también contribuye en modular actitudes y conductas.  

Actualmente las cosas suceden muy deprisa, y el tema del calentamiento global aún es bastante desconocido. Esto provoca que todos aprendamos a la vez. Científicos, periodistas y ciudadanos reciben un flujo de noticias continuado y han de saber seleccionar las adecuadas.

El papel que pueda tener el periodista dentro de todo este lío es complicado. No hay nada claro, cuesta diferenciar las fuentes, qué es verdadero y qué es falso. Además, el nivel de abstracción del tema influye en que la gente no se conciencie. En palabras de Ludevid: “Los humanos somos más analógicos que lógicos.  Funcionamos por comparación”, y en el caso del calentamiento global no tenemos ningún punto de referencia.

Como profesionales de la comunicación, los periodistas deben ser conscientes de la responsabilidad social que tienen sobre todo en temas tan controvertidos como este. Por otro lado, la sociedad tendría que dejar de actuar de una manera tan infantil y comprender que no somos eternos y que, a veces, renunciar a alguna cosa significa el poder ganar otra.

Chiara Dal Cero

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