martes, 13 de diciembre de 2011

Hiperrealidad

La Neo Televisión como exponente del posmodernismo y de la decadencia de la cultura


A finales de los años 60 surgió en Estados Unidos un movimiento cultural llamado hiperrealismo. Abarcó diversas artes, pero donde tuvo mayor importancia fue, sin duda, en la pintura. El hiperrealismo se caracterizó por su afán de querer copiar la realidad con el mayor grado de precisión posible. Sus obras gozaban de todo tipo de detalles que hacían parecer real algo que no lo era.

Pintura hiperrealista


En la actualidad, podríamos comparar las pinturas hiperrealistas con la televisión y sus nuevas propuestas. Reality shows, docu-realities, programas coatching, talk shows… son, todos ellos, formatos en que se apuesta por un juego de “realidad televisada”. Los protagonistas de estos programas entregan sus vidas por completo ante las cámaras y se nos muestran tal y como son en la realidad. O no. Así como un óleo hiperrealista se podía confundir con una fotografía, una ficción televisada podría confundirse con la realidad.

Y nos encontramos ante la constante duda de si lo que estamos viendo es verdad o es mentira. Una hiperrealidad característica del posmodernismo que se ha instalado en lo que llamamos Neo Televisión y que, al parecer, tiene pensado permanecer ahí durante mucho tiempo.

El concepto de hiperrealidad, se define como “la imposibilidad de la conciencia de distinguir entre realidad y fantasía”. Esto podría aplicarse a casi cualquier programa de televisión. De hecho, y con excepción de los informativos – que se supone que son un reflejo de la realidad y que, por lo tanto no deberían causar ningún tipo de confusión –, la empatía que se puede sentir al consumir cualquier producto audiovisual hace que vivamos en un constante estado de hiperrealidad. Vivimos experiencias en la piel de otros, lloramos y reímos cuando lo hacen los personajes de una película, nos enfadamos cuando el jurado de un reality show dicta una sentencia injusta…

Como he introducido anteriormente, estos nuevos formatos tan característicos de la Neo TV son la máxima representación de la hiperrealidad. Pero, a diferencia de un filme o de una serie de ficción, estos programas se nos presentan como muestras fidedignas de la realidad, hecho que, en la mayoría de los casos, no es verdad.

Podemos tomar como ejemplo cualquiera de los reality shows que últimamente inundan las parrillas televisivas. ¿Podemos fiarnos de lo que vemos? La Neo TV se basa, sobre todo, en el entretenimiento. Para conseguir un mayor número de audiencia, teniendo en cuenta la fragmentación del público debido al extenso número de cadenas, la espectacularización extrema es el método más recurrente. Así, lo que más llama de un reality en el que se evalúan las habilidades de los concursante, como “Fama, ¡a bailar!”, “Operación Triunfo” o “Supermodelo”, no son las aptitudes de los participantes, sino sus relaciones con los demás, las discusiones y crisis que se producen dentro del programa. De igual manera, programas como “Mujeres y Hombres y Viceversa” o “Granjero Busca Esposa” se alejan completamente del objetivo que se supone que persiguen sus participantes.

Rafa Mora, ex concursante de "Mujeres y Hombres y Viceversa"


Pese a todo, la audiencia sigue quedando encandilada frente a programas de este tipo. El hiperrealismo fascina a un público que, cansado de su frenético día a día, opta por vivir historias de vidas ajenas para separarse un poco de la suya propia. Si es todo verdad o si es todo mentira no tiene importancia, lo que importa es que sea morboso y entretenido.

Se puede creer que este tipo de formatos sean parte de la evolución natural de la televisión pero, si somos lo que consumimos, me asusta pensar que la entera población este formada por egocéntricos concursantes de diferentes programas acabados por show con afán de protagonismo. No importa el contenido más o menos deplorable de dichos programas, sino la aceptación que éstos tienen entre la sociedad. Nos tenemos que preguntar si es la audiencia la que se adapta a los nuevos formatos televisivos o si son estos formatos los que se deben adaptar al público.

¿Queda espacio para la cultura en televisión? Sí que lo hay y, de hecho, se sigue consumiendo. Sin embargo, el cambio de la Paleo TV, que era sobre todo información, a la Neo TV, que se basa en el entretenimiento, ha hecho que el tiempo en que la cultura es protagonista en la tele haya disminuido notablemente, dejándole paso a todos estos programas hiperrealistas, morbosos y escandalosos.

¿Qué nos depara el futuro? La televisión, como todo, funciona por ciclos, y llegará un día en que la audiencia se canse de consumir contenidos sin ningún valor añadido. El hiperrealismo en el arte se puso de lado y dejó paso a otros movimientos, sólo tenemos que esperar que la hiperrealidad televisiva termine por aburrir a las masas a las que tiene hipnotizadas y deje paso a contenidos de mayor calidad. 

Chiara Dal Cero

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